Era un día de los que tenía marcado en el calendario, sí, uno de los carteles del abono maestrante que tenía marcado. A los novillos de Fuente Ymbro les darían muerte Manuel Román, Aarón Palacio y Mariscal Ruiz. Pero todo empezó a nublarse cuando vi las primeras fotos de los ¿novillos? Tuve un ataque de positividad y pensé que simplemente eran las fotografías publicadas por la empresa, las cuales no pueden ser peores.
Los temores se hicieron realidad cuando empezaron a salir los novillos. El señor D. Gabriel Fernández Rey, presidente de la tarde, aprobó una corrida sin trapío alguno, animales escuálidos y sin pitones, que aparentaban ser sospechosamente astigordos, como si le faltasen cuatro dedos. Por no decir que parecían para una corrida sin caballos.
Manuel Román hizo el paseíllo antes de tomar la alternativa en Córdoba. En su primero, un inválido, su toreo no dijo nada. Tras tres pinchazos, le metió la espada. Silencio para el torero y algunas palmas para el novillo, que no llegué a entender. El cuarto de la tarde fue correctamente devuelto por el presidente y en el cuarto bis, tras varias tandas sin pararse, consiguió asentar los pies para dejar una tanda medianamente buena de naturales. Estocada perdiendo la muleta y se dio una vuelta al ruedo tras una petición minoritaria.
Aarón Palacio se le ve con ganas de ser torero. Muy buena actitud de novillero.
El segundo de la tarde, una raspa a la que en varas le metieron un puyazo criminal en la paleta, incluso al rectificar, comenzó algo acelerado, pero una vez que se tranquilizó, dejó una tanda bastante buena. El novillo, por la izquierda, se llegó a poner complicado, pero Aarón no cesó en su intento, muy bien el novillero. Acabó con unas manoletinas en las que se quedó muy quieto. Mata de estocada algo caída, que le valió para cortar una oreja digna de plaza de segunda.
A su segundo, el único con un poco más de cara, lo recibió de rodillas. Tras un tercio de banderillas con una buena lidia por parte de Juan Sierra, el toro se rajó. Una vez en tablas, Aarón consiguió dar alguna tanda, lo que le valió para volver a cortar otra oreja, aunque barata. Bien o mal, al menos lo intentó.
Mariscal Ruiz recibió a sus dos novillos; iba a comentar que a porta gayola, pero en realidad fue casi en los medios, de rodillas. No se puede destacar prácticamente nada, más allá de pasar a sus oponentes sin decir nada de un lado a otro. En el sexto de la tarde, llegó a romper tres estaquilladores, e incluso se puso un poco pesado.
En definitiva, una tarde sin trapío, aburrida y larga (hay que darle una vuelta para aligerar los tiempos), con un novillero que me dejó ganas de volver a verlo.
José Luis MIGUEL
Aficionado