Sevilla, 11 de mayo de 2014. Toros de VICTORINO MARTÍN para ANTONIO FERERRA, EL CID e IVÁN FANDIÑO. VICTORINOS. TRES Y TRES


El aficionado siempre espera con expectación los “vitorinos” en cualquier feria que se precie. Espera disfrutar de ese toro encastado, peleón, con fuerza, arrastrando el hocico y cuya embestida nunca es borreguil.
Con ese comportamiento habitual en esta divisa solamente el quinto y el sexto con matices. Antes, reseñar que al cuarto, nobilísimo, de embestida al paso, fue bien entendido por el extremeño Ferrera. El quinto desperdiciado por El Cid y el sexto se le fue a Fandiño tras muchos cambios de terrenos y dudas para su lidia. Cuando quiso darse cuenta el toro se cansó y tiró para las tablas. Los tres primeros de comportamiento y fuerzas “ajuanpedrados”.
Con material bovino tan variado, al menos los aficionados no bostezamos, ni sufrimos los martirios taurinos de días pasados, pero estos “vitorinos”, todos ellos bien presentados, da la impresión que sufren cierta regresión en su casta y ya no son lo rotundos y encastados toros que encumbraban a quines le hacían bien las cosas y mandaban a su casa a quienes no podían con ellos.
Capítulo aparte merece lo ocurrida esta tarde con El Cid. Sentimos los aficionados muy mucho, que un torero forjado con toros duros, que entendía a la perfección a este hierro, esta tarde se haya dejado ir con las orejas puestas al quinto de la tarde. Debe reflexionar el torero de Salteras. Su plaza, Sevilla, le ha pitado y con razón. Queremos de corazón que recupere el sitio perdido y si para ello tiene que dar un golpe de timón para quitar de en medio a quienes mal le aconsejan, que lo haga, y vuelva a ser el de antes.
Ferrera se siente seguro y cómodo con los “vitorinos”. Especialista con recursos suficientes para entender este hierro, nos obsequió una buena tarde en el cuarto, al que supo entender en la distancia y templar por los dos pitones, Bien es cierto que el toro era noble y muy colaborador, pero también es cierto que requería hacerle bien las cosas. Ferrera lo hizo y se pidió la oreja con fuerza, que fue concedida.
Fandiño en su primero toro, que tenía poca fuerza, media embestida, no transmitía nada y encima con tendencia a tablas, poco pudo hacer. Sin embargo el sexto que saltó al ruedo recordando a las antiguas alimañas de Victorino, hizo buena pelea en varas, llega a la muleta con buen son. Fandiño lo saca a los medios, duda, lo cierra a terrenos del 5, después lo desplaza a tablas y cuando se da cuenta el toro se le ha ido. No parecía tener mala condición, pero estos bichos aprenden pronto y las faenas deben ser justas en su medida.

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