SEVILLA. 2ª DE SAN MIGUEL. BIEN TORREALTA. BIEN TALAVANTE. MAL SRA. PRESIDENTA


Buen juego, excepto el quinto de la tarde, nos ofrecieron los toros de Torrealta. Bien presentados, cumplieron sobradamente en el caballo donde destacaron Ruiz Román, Tulio Salguero y Juan Bernal. Mostraron un punto de casta, suficiente para que Castella no sometiera al segundo que requería poderío con la muleta, aguante de la embestida y manos bajas. Algunos toros se apagaron demasiado pronto en la muleta.
El borrón fue el quinto. Toro flojo de manos que fue mal colocado en su primer puyazo ocasionando con ello el derribo del caballo y picador, que afortunadamente se recuperó en la enfermería.
La colocación de los toros para la suerte de varas es algo que por regla general se hace mal. Se posiciona el astado rebasando la línea de menor diámetro y los lidiadores rodean al caballo por todas partes. Así es imposible que esta bella suerte se ejecute bien. Ha pasado a ser un mero tramite que ni Presidentes ni público exige su buena praxis.
No es de recibo que toreando El Cid a su primer toro con dos tandas con la derecha, desviado, a media altura y con todas las ventajas en el encuentro, se le regalara por la Sra. Presidenta una oreja cuya petición no fue mayoritaria. La Sra. Presidenta, presunta aficionada, debería aprender a que con una mínima presión del público, con escasos pañuelos no puede rebajar aún más de lo que está la plaza de Sevilla.
Castella salió devaluado de la plaza. Mal con el capote y peor en el segundo de la tarde. Un toro estrecho de sienes y cómoda encornadura pero que llega con un punto de transmisión a la muleta. Requería someterlo con manos bajas y el matador se limitó a dar mantazos sueltos a media altura y con unas precauciones inusuales en este torero.
El triunfador de la tarde fue el torero extremeño Alejandro Talavante, al que su primer toro solamente le dura dos tandas, para a continuación armar una faena encimista marca de la casa. Sigue matando muy mal
En el sexto, tanto con la derecha como por la izquierda ofreció un verdadero recital de buen toreo con estética y temple. No aprende a ejecutar bien la suerte suprema y tras un pinchazo mata el toro de una estocada tendida. La petición fue con bastante más mayoría que en el primero de la tarde de El Cid y aún a pesar de haber pinchado se concede una oreja.

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