2 DE MAYO DE 2011. TOROS DEL VENTORRILLO PARA EL JULI, MIGUEL ÁNGEL PERERA Y DANIEL LUQUE


Tras la euforia y la teatral manipulación de los taurinos al uso de hoy para conseguir el indulto, volvemos a la triste realidad de la Fiesta. Volvemos al toro descastado, soso y falto de fuerzas y a toreros que ante estas dificultades prefieren intentar el toreo habitual que sacar de la chistera el toreo de lidia abreviada dominando las dificultades de los astados.
Los toros del Ventorrillo eran bastos, con excepción del cuarto, que aunque bien armado era una ratita sin trapío de plaza de primera.
El sexto fue un toro muy flojo que en el tercio de varas claudicó dos veces. Ante las protestas del público y las dudas del Presidente, Daniel Luque levantaba el capote y prefirió que el público tragara con un toro inservible.
La suerte de varas continúa siendo en su ejecución un mero trámite para pasar página cuanto antes y por ello estar tarde vimos el suma y sigue de la mala colocación de los toreros, y especialmente Perera, que en los cuatro puyazos de sus toros se situaba a la derecha del picador, y encima moviéndose.
Los aficionados pretendemos ver acudir el toro al caballo sin interferencias de capotes ni lidiadores próximos que distraigan la atención del toro. Hoy en día es difícil que esto se cumpla. Y esta tarde tampoco se cumplió.
Como la tarde fue aburrida en sumo y los aficionados desertan de la plaza de toros de Sevilla, esta tarde nos acompañaban un nutrido grupo de italianos. Días anteriores eran franceses y japoneses.
En sus localidades, durante veinte años siempre estuvieron aficionados de mucha solera que esta temporada han preferido quedar en casa y no sufrir más las inclemencias de los taurinos.
Pues bien, los extranjeros, preguntan y preguntan las cosas más elementales del festejo y se extrañan cuando el toro se cae, sale suelto de los engaños, tiene media embestida sin fuerza y aquello no produce la mínima emoción.
Ahora se comprende que la empresa se ocupe de llamar por teléfono a antiguos abonados para preguntar los motivos de su baja. Se podría ahorrar llamadas si pusiera todo de su parte para ofrecer espectáculo y pensara algo más en los aficionados y no guardara con tanto celo el número de éstos que año tras año se han marchado de la plaza.
Juli, Perera y Luque, parecían contagiados de la apatía de los toros y no consiguieron llegar al respetable, así que a esperar mejor ocasión.

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